La peor experiencia que he tenido ha sido en lo que respecta a la atención en el municipio de mi comunidad. Si bien es cierto, no se trata de una experiencia de naturaleza turística sí se trata de una situación en donde el contacto y el trato al usuario siempre está ausente, es más, pareciera que es una costumbre tratar mal a los usuarios. En cambio, mi mejor experiencia ha sido en un restaurante en la ciudad de Lima en donde quienes atendían nos hacían sentir como si fueramos miembros de una familia a la que conocían de hace tiempo. Se sintió la calidez y la buena atención. Yo sentí que estaba en mi casa y no en un restaurante.