Análisis territorial y cultural para el diseño d experiencias vinculadas con la etnia Wixárika en Zacatecas

Zacatecas wixarika

En 2019 trabajamos en conjunto la Secretaría de Turismo del Estado de Zacatecas para identificar oportunidades turísticas vinculadas con la cultura wixárika, reconociendo que para comprender a los wixaritari es necesario salir del esquema de organización piramidal, estandarizado o lineal, y comprender que son un pueblo integrado por una serie de grupos autónomos con similitudes y diferencias, que no son homogéneos y que su cultura no es estática.

Antecedentes

El reconocimiento del turismo es una de las actividades detonadora de economía local más importantes a nivel mundial, tanto por los resultados que ejerce en el ingreso de los negocios directamente implicados en ella, como por la trascendencia de sus impactos sobre otros sectores relacionados y su capacidad para distribuir beneficios económicos, sociales, culturales y humanos entre las comunidades receptoras. 

Esto ha provocado un desarrollo exponencial de destinos, servicios y productos, generando una intensa competencia por atraer y atender visitantes nacionales e internacionales.

El turismo se desarrolla en un entorno complejo enmarcado en la velocidad del cambio, la búsqueda de la sostenibilidad y la clara diferenciación de la oferta, lo que implica trabajar desde diversas dimensiones para crear productos lúdicos, ecológicos, creativos, festivos y solidarios, que permiten adaptarse a las nuevas tendencias resultantes de los cambios en la demanda.

Cuando hablamos de turismo desde la perspectiva de la demanda pensamos en descubrimientos de nuevos lugares, descanso, ocio, exploración, experiencias, convivencia, productos y servicios. Pero, ¿cuáles son las implicaciones de la competitividad de un destino turístico?, ¿qué es lo que motiva a los viajeros a llegar y quedarse en un lugar u otro?, ¿cómo se genera valor y se aumenta la rentabilidad individual y colectiva de un destino?

Crecimiento personal y espiritual

Numerosos estudios, principalmente relacionados con la industria literaria, hacen referencia a la importancia y rápido crecimiento del interés del público por encontrar alternativas de crecimiento personal y espiritual relacionadas con culturas antiguas, principalmente autóctonas. 

Algunos hablan de la comercialización de elementos que se vinculan con la espiritualidad y reconocen que, además de la literatura, ha aumentado la demanda de objetos con significado, experiencias rituales y viajes a lugares representativos que se relacionan con la búsqueda de la divinidad o la universalidad, del yo creativo y del crecimiento personal a través de experiencias holísticas.

La cultura Wixárika en Zacatecas

Durante los dos últimos años esta tendencia se ha reflejado en el aumento del interés por la cultura wixárika, su cosmogonía y sus manifestaciones artísticas. En Zacatecas, sin embargo, en el ámbito turístico tal interés ha sido menos reconocido y aprovechado de lo que ha sido en estados como Nayarit, Jalisco, San Luis Potosí e incluso Durango.

Una visita a Zacatecas representa una oportunidad para encontrar y dar a conocer una de las culturas más significativas y admiradas de México, tanto en el país como en otras partes del mundo: La cultura Wixárika.

Para comprender a los wixaritari es necesario salir del esquema de organización piramidal, estandarizado o lineal, y comprender que son un pueblo integrado por una serie de grupos autónomos con similitudes y diferencias, que no son homogéneos y que su cultura no es estática.

Reconocer las condiciones del territorio es necesario para lograr un desarrollo integrado e integral de la etnia wixárika en el turismo, así como convocar y alinear a los actores públicos, privados y sociales que intervienen en la gestión del turismo para tomar decisiones de gestión, inversión, operación y promoción.

La propuesta

La propuesta de Identidad y Desarrollo giró alrededor de la interdependencia, la combinación innovadora y la creación de sinergias de un conjunto de factores que hacen posible competir con éxito en los mercados de viajes mediante el diseño de experiencias competitivas, rentables, distributivas, responsables, significativas y recomendables.

En algunos entornos los wixaritari se denominan huicholes Sin embargo, eI nombre con el que se autodenominan las personas de este grupo étnico es wixaritari wixárika en singular. Utilizamos y promovemos este nombre. 

A través de entrevistas y exploración de campo, ubicamos las localidades y espacios que ocupan los wixaritari en el estado, conociendo sus rutas sagradas, su territorio y los valores culturales que los caracterizan y la relación de Zacatecas con la Quinta Puerta Sagrada.

Identificamos espacios y planteamos estrategias para la innovación de una experiencia turística que permita a los visitantes acercarse de forma respetuosa para conocer y enamorarse de la cultura wixárika a través del encuentro con manifestaciones rituales y artísticas plasmadas en los diseños y colores de sus creaciones, de su música, su lengua, gastronomía y visión cósmica.

Objetivos

Los objetivos de proyecto fueron:

  • Ubicar las localidades y espacios que ocupan los huicholes en el estado de Zacatecas, conocer  sus rutas sagradas, su territorio y los valores culturales que los caracterizan, los cuales podrán ser aprovechados para la innovación de una experiencia cultural y turística.
  • Recabar la información necesaria para la creación de un ”espacio huichol- experiencia viva”, en el cual se aprecie la cultura wixárika a través de sus tradiciones y cosmogonía para crear productos turísticos con gen huichol de tal forma que el turista se acerque, conozca, valore y se enamore del arte huichol a través de sus manifestaciones en los diseños y colores de sus artesanías, de su música, de su lengua en leyendas y cuentos, de la gastronomía,  y de su visión cósmica, involucrando a miembros de ésta etnia para la operación del espacio huichol.
  • Identificar las rutas y calendario de las peregrinaciones en el estado de Zacatecas para observación y posibles caminatas de acompañamiento para conectarse con  las tradiciones wixárikas. 

Metodología

Para el desarrollo de los trabajos se utilizó  la metodología de alineación circular desarrollada por Identidad y Desarrollo, lo que permitió entrar en contacto con la comunidad de forma no invasiva para conocer la cultura y sus tradiciones, mediante las herramientas de investigación y análisis a través de un análisis documental, así como exploración física de los sitios y entrevistas de contacto. 

Análisis documental

El análisis documental se basará en la compilación de documentos de trabajo de los diferentes organismos públicos y privados implicados en la planificación del turismo, la conectividad y la infraestructura social de la región, así como la recopilación de datos estadísticos, documentos científicos y cartografía relacionados con la temática y el ámbito de la consultoría.

La información relacionada se seleccionará, analizará y evaluará de acuerdo con dos criterios básicos: pertinencia y confiabilidad.

Pertinencia: Uno de los grandes retos de todo trabajo de investigación relacionado con el turismo radica en interpretar correctamente qué quiere decir la información, y por lo tanto que no dice, en particular la de carácter estadístico

Confiabilidad: Para contribuir con los mejores elementos de juicio posibles para diseñar e instrumentar los componentes de la consultoría, se dará la certidumbre necesaria en los datos o hechos que se incorporen a los análisis retrospectivos y prospectivos. Se utilizará información debidamente sustentada en conceptos y metodologías reconocidas y acreditadas

Exploración física de los sitios

El reconocimiento físico de los sitios tiene por objeto complementar y validar la información obtenida en fuentes secundarias, adquirir sensibilidad de los sitios, así como realizar un mapeo de actores relevantes.

Para recabar información se contará con fichas técnicas que contendrán la información previamente generada en el análisis documental, así como una guía de tópicos para entrevistar a personas clave en su caso.

Exploración física de los sitios:

  • Lugares emblemáticos de los huicholes en la ciudad de Zacatecas y sus alrededores.
  • Centros ceremoniales
  • Ruta de peregrinación
  • Tradiciones religiosas
  • Gastronomía
  • Música
  • Vestimenta autóctona
  • Artesanías: Técnicas, venta y distribución.
  • Cosmogonía

 Entrevistas de contacto

Durante las visitas de campo se llevaron a cabo entrevistas de contacto a partir de una guía de tópicos concertada con la Secretaría, que fue moderadas por un asociado de idyd experto en la técnica, así como en sistemas de manejo de visitantes y cadenas de valor. Los informantes se seleccionaron con base en las necesidades del proyecto y el nivel de influencia de los interlocutores.

Las entrevistas permitieron apreciar aspectos emocionales, funcionales y experienciales de los diferentes actores, así como establecer contacto con quienes han construido y tejido experiencias turísticas en Zacatecas y en otros lugares relacionales con los wixaritari. 

Niño Wixarika, Alejandra Zorrillla

Como parte de los resultados de proyecto, publicamos un ensayo que se llama sobre la quinta puerta de los Wiraritari, que tiene los siguientes capítulos:

  • Escenarios de vida de los wiratitari
  • La Ruta Sagrada Wixárika no es un solo camino
  • La cosmovisión sin tiempo de los wiraritari
  • Ceremonias y rituales de los wiraritari
  • Expresiones artísticas y tradicionales de los wiraritari
  • La quinta puerta de los wiraritari

La quinta puerta de los wiraritai, un espacio de encuentro

Escenarios de vida de los wiraritari

La wixárika es una de las cuatro etnias que habitan en la región conocida como el Gran Nayar, en la porción meridional de la Sierra Madre Occidental, uno de los sesenta y ocho pueblos originarios que todavía subsisten en México. Se conocen principalmente por sus coloridas manifestaciones artesanales, así como por su profunda cosmogonía y sus peregrinaciones por la Ruta Sagrada hacia Wirikuta.

Foto: de la Semana Cultural y Artesanal Indígena en el Cuciénega.

El origen incierto de los wiraritari

El origen de los wixaritari es incierto, aunque se han elaborado algunas hipótesis basadas en datos lingüísticos, mitológicos y arqueológicos.

Es probable que desciendan de varios grupos yuto-aztecas, y distintas fuentes indican que quizá entre sus antepasados hubieron algunas tribus chichimecas del norte. Actualmente la mayoría habitan en las sierras, aunque algunos han migrado a pueblos y ciudades, donde han formado colonias marginales o asentamientos un tanto irregulares.

El mosaico cultural wixárika, como todos los del mundo, obedece a una continuidad histórica y geográfica, sincrónica y diacrónica. Muchos de sus rasgos culturales tienen correspondencia con los mesoamericanos y con grupos indígenas del noroeste de América, así como los bororo, caduveo y gen, del centro y suroeste brasileño.

Existen diversos conceptos integradores entre las concepciones mesoamericanas que hacen suponer su cercanía cultural; como ejemplo podemos mencionar a varios de los pueblos que hacen referencia al cinco sagrado. Para los wixaritari los cuatro elementos están ensamblados con el quinto lugar, el aquí, que se presenta en los lugares sagrados. Los mexicas agregan un quinto elemento a los cuatro elementos naturales vinculados con los puntos cardinales, llamado sol o edad (nahui ollin: sol en movimiento). Para algunas poblaciones de Chiapas el mundo se concibe como un diagrama con cinco rumbos: el centro de su pueblo es el ombligo del cosmos, disposición que se repite en las casas y en las milpas; lo mismo sucedía en Tenochtitlan y Teotihuacán. En el mundo prehispánico este esquema se advierte en casi todas las creaciones del hombre, desde el diseño urbano y el trazo de edificios y plazas hasta las obras de arte.

En las narraciones míticas, los wixaritari explican la forma en que los dioses salieron del mar y realizaron una peregrinación hacia el oriente de la sierra, y cómo en el trayecto fueron fundando varios poblados. De ahí se deriva la hipótesis de que los primeros wixaritari habitaron las inmediaciones de San Blas, en Nayarit, y posteriormente se fueron asentando en la Sierra Madre Oriental, huyendo del poderío de algún imperio mesoamericano.

Las actividades de evangelización que comenzaron después de la guerra de la Mesa del Nayar, en 1722, fueron avanzando hacia la sierra que ocupaban entonces los wixaritari, hasta culminar con un sincretismo que aún existe y que se refleja, tanto en la construcción de templos católicos en algunos puntos de la sierra, como en la influencia de referencias católicas en sus rituales y su vida cotidiana.

A finales del siglo XVIII los wixaritarika recibieron títulos agrarios, que definieron los límites de las comunidades actuales. Durante la guerra Cristera las comunidades se dividieron en distintos bandos, por lo que algunas familias emigraron hacia tierras de Nayarit y Durango donde se establecieron en nuevas comunidades y ejidos, en algunos casos entre población no indígena.

La lengua wixárica, además contener préstamos importantes del náhuatl y del español, está emparentada con el náhuatl, con el pima, el yaqui, el cora y el tepehuano, que forman parte de la familia yuto-azteca. Tanto el cora como el wixárika forman un subgrupo dentro del grupo sonorense de la rama meridional.

El alfabeto actual del wixárika está formado por 21 símbolos que representan los diversos sonidos, y los wixaritari utilizan la expresión tewi niukiyari, que significa “palabras de la gente”, para designar a su propia lengua. La mayoría de los hombres adultos son bilingües, y el conocimiento del español entre las mujeres ha crecido en los últimos años.

Wixaritari

La cultura wixárica está considerada como uno de los pueblos indígenas originarios que han sobrevivido con mayor vitalidad en el continente americano, lo cual ha sido posible, tanto por la accidentada topografía de sus territorios, como por su organización política descentralizada, su capacidad de adaptación al contexto histórico y la tenacidad colectiva para cumplir con sus tradiciones ancestrales.

La territorialidad

Para comprender a la sociedad wixárika es necesario conocer el espacio en el que se desenvuelve, la configuración espacial de sus lugares y el medio físico con el que interactúa, escenario y elemento constitutivo de sus actividades cotidianas, productivas y rituales. Sin embargo, también es menester comprender su concepción mística del territorio, que no termina en las áreas habitacionales o de cultivo, sino mucho mas lejos: se encuentra enmarcado dentro de los puntos cardinales, que tienen un sentido más profundo que el lugar, se vinculan con las deidades que dan sentido, tanto a la cotidianidad, como a la eternidad.

La mayoría de las comunidades wixaritari están asentadas en la Sierra Madre Occidental, al norte del estado de Jalisco, sudoeste de Zacatecas, oriente de Nayarit y sur de Durango, aunque el territorio que actualmente ocupan es menor al que se refleja en su cosmovisión. La región es de relieve accidentado y con fuertes pendientes, con elevaciones de entre 1000 hasta 3000 msnm.

Se han generado muchas versiones sobre la evolución poblacional y la extensión de los territorios wixaritari. En fuentes del siglo XVI existen evidencias de que el territorio del pueblo wixárika ocupaba más tierras que las que hoy ocupa, aunque no existen referencias sobre el número de habitantes.

Para el año de 1968, sin un conteo estricto, se calculaba que había 10 mil individuos.  Según el censo de 2010, la población wixárika ascendía a más de 46 mil personas concentradas en los estados de Nayarit, Jalisco, Zacatecas, San Luís Potosí y el sur de Durango. A esta cifra se unen aproximadamente mil habitantes distribuidos en las demás entidades de la República, lo que representa una suma aproximada de 47 mil personas.

Distribución de la población wixárika en México en el 2010

Aunque los espacios wixárika no necesariamente se acotan a la división política que corresponde al territorio en que habitan, algunos grupos han generado sentimientos de identificación hacia ciertos elementos simbólicos y materiales de los territorios en los que viven, lo que se traduce en mayor arraigo de las comunidades.

Los procesos migratorios y las mezclas con otros pueblos han impactado de manera importante su sistema económico y su estructura social.  En general, los wixaritari son un pueblo poco arraigado al territorio y migran con facilidad. La mayoría consideran que la residencia fija les provee cierta comodidad, pero no es una necesidad básica.

En ocasiones las autoridades comunales cambian de lugar en tanto cambia su gestión. Así mismo, los comerciantes residen en los pueblos por períodos más o menos prolongados, dependiendo de la manufactura y comercialización de los bienes, ya sean producidos por la comunidad o traídos del exterior. 

En los últimos años se ha observado una importante migración temporal hacia las cabeceras municipales, pues es donde se efectúan las funciones administrativas, políticas, de abasto y comercialización.

Los integrantes de las distintas comunidades se consideran diferentes entre sí, se distinguen entre unas y otras por los diseños de los bordados en su atuendo, y cada comunidad asegura tener rasgos particulares. Por ejemplo, los de Santa Catarina se consideran como los que más conservan el tradicionalismo cultural, los de San Andrés dicen ser los más preparados académicamente, y también son los que han ocupado puestos políticos de mayor rango, y los de San Sebastián y Tuxpan participan de manera activa en la política y protegen su cultura. Sin embargo, a pesar de las diferencias, cada vez es más frecuente el matrimonio entre personas de distintas comunidades, lo que da como resultado la integración.

La Ruta Sagrada Wixárika no es un solo camino

Algo que todos los wixaritari tienen en común es que reconocen la trascendencia de la peregrinación a la Ruta Sagrada, lo que los identifica frente a otros pueblos. El análisis territorial de la Ruta Sagrada resulta complejo, pues no es un camino rigurosamente trazado. La peregrinación se lleva a cabo en distintas temporadas, que van de octubre a marzo, a través de una red de veredas, terracerías, caminos y carreteras con usos de suelo diversos, y el recorrido se va decidiendo en el camino, en función de los sueños y señales que recibe el Mara’akame que guía a los participantes. Así se establecen las paradas y los caminos a seguir, cada vez de manera diferente, tal como hicieran los dioses al principio de los tiempos, cuando construyeron el mundo en su camino para llegar desde el mar hasta la tierra donde crece el peyote.

La Ruta Sagrada está formada por una red de caminos que se recorren para depositar ofrendas, recolectar peyote, aguas numinosas o mágicas y otras especies rituales, así como celebrar ceremonias con las que se renuevan los pactos con los ancestros divinizados, destinados al mantenimiento del cosmos y el bienestar colectivo. 

La Ruta Sagrada

En esta área existen ecosistemas con un importante un valor biológico, como el bosque de pino-encino y los pastizales, en los que habitan diversas especies de fauna y flora. La Ruta que ha sido usada por los wixárika por generaciones requiere de rescate y protección, para preservar la diversidad de las especies silvestres, particularmente las endémicas, las amenazadas y las que están en peligro de extinción.             

Las tensiones por la tenencia de tierras no son exclusivas de los wixaritari. La apropiación del espacio y la construcción del territorio ha sido el resultado de una constante negociación entre sus usufructuarios, las comunidades y el Estado.

Las tierras de los wixaritari fueron repartidas y otorgadas como tierras comunales mediante procesos agrarios, que tuvieron lugar de 1940 a 1966. Así, los wixárika comparten tierras comunales y la mayoría se asientan en pequeños ranchos familiares, separados unos de otros por cortas distancias, aunque en ocasiones de difícil tránsito.

Los primeros esfuerzos para proteger los santuarios naturales asociados a las rutas de peregrinación de los wixaritari datan de finales de los años ochenta, derivando en diversos acuerdos y decretos de conservación, así como varios trabajos de inventariado y diagnósticos desde la perspectiva cartográfica, cultural, biológica, socioeconómica y jurídica, que han permitido caracterizar y establecer decretos de protección.

Con el fin de promover su reconocimiento internacional, en 2004 se presentó una iniciativa en diferentes foros de la UNESCO, la IUCN y el ICOMOS. Como resultado, se logró su inscripción en la Lista Indicativa Mexicana de la Convención del Patrimonio Mundial, como paso previo a su inclusión definitiva.

En 2018 fue publicada la selección y delimitación de la zona, en la que se identificaron 19 polígonos que alojan a más de 150 sitios sagrados, incluyendo los ceremoniales. Sin ser exhaustiva, esta delimitación permite comprender mejor el territorio.

Polígonos patrimoniales de la ruta de los wixaritari

La geografía se interpreta

La noción de que la geografía no es sólo física ni está delimitada en un territorio también es importante para conocer la territorialidad de los wixaritari; algunos estudiosos sugieren que los puntos sagrados dibujan la figura de un rombo, que representa los 5 rumbos del Universo y la vinculación e interconexión de todo lo que existe dentro de él.

  • Haramaratsie es donde nace el mundo, la madre del maíz de los cinco colores.
  • Te’akata es el lugar del fuego y de las grutas sagradas, es el corazón de la tierra.
  • Wirikuta es donde se levanta el sol, representa el mundo de arriba.
  • Hauxamanaka es lugar de la madera flotante, donde terminó el diluvio.
  • Xapawiyemeta es la higuera de lluvia, lugar donde se toca la tierra.

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

Organización social de los wiraritari

La base de la organización social es la familia nuclear de tipo patriarcal, que habita en una casa, o . Varias de estas casas están organizadas en rancherías, o kiekári, que constituyen el patrón dominante de la región. Las rancherías están habitadas por una familia extensa, guiada por un hombre anciano que funciona como cabeza de familia. La organización patriarcal se refleja en la organización política y religiosa de la comunidad, que cuenta con un Consejo de Ancianos o Kawitéru.

Las kiekári se distinguen por la presencia de un patio ceremonial, en torno al cual se levantan habitaciones separadas entre sí, y el xiriki, que funciona como un templo dedicado a los antepasados del grupo.

Algunos ranchos se componen de una unidad principal, donde reside el anciano jefe del grupo, y otros ranchos dependientes, encabezados por los hijos del anciano. Unas cuantas familias cuentan además con varios ranchos situados en distintas altitudes. En este sistema la poliginia es una costumbre socialmente admitida.

En un siguiente nivel, los xirikite se encuentran subordinados a los tukipas, centros políticos religioso que tienen que agrupan a un conjunto de ranchos, donde los sitios ceremoniales o templos son identificados como calihuey. Al final de esta estructura jerárquica se encuentra la cabecera comunal, que comprende un tercer tipo de centro ceremonial.

El mara’akame es el funcionario religioso más importante del sistema, es el intermediario entre las deidades y los mortales. Es chamán, sacerdote y curandero a la vez, organiza y oficia las ceremonias sagradas, canta la mitología sagrada y dirige el sacrificio de animales en honor de los dioses.

El tipo de asentamiento de cada una de las comunidades es disperso. La población vive aislada en rancherías satélites (kiekárite), separadas unas de otras por kilómetros, en torno a un centro cívico ceremonial que tiene funciones de tipo religioso, político y económico; es decir, varias rancherías habitadas por un grupo de parientes forman una comunidad.

Los centros cívico-ceremoniales y algunas de las rancherías más notorias cuentan con un templo llamado túki o calihuey, dedicado Tatewari, el abuelo fuego, una las deidades más importantes.

El túki es una construcción elíptica con muros de varas, piedra y arcilla y techo es de zacate. Tiene una pequeña puerta y carece de ventanas, en el centro del piso se encuentra el tepári, una piedra circular grande en la que colocan ofrendas, velas, jícaras y los asientos de las deidades. En otras rancherías cuentan con pequeños adoratorios llamados xiríkite.

Actividades productivas

Aunque las superficies cultivables en la sierra son escasas, la mayoría de los wixaritari se dedican a la agricultura de temporal en tierras comunales. Sus principales cultivos son el maíz, la calabaza, el amaranto, el frijol y el chile.

Utilizan técnicas agrícolas muy primitivas, con coa o palo plantador. En algunos casos utilizan arados con bueyes e incluso se ha apoyado la introducción del tractor. Sin embargo, las condiciones de los suelos no son adecuadas para el cultivo, por lo que las cosechas son raquíticas mientras el daño al ecosistema es cada vez mayor.

En algunas comunidades ha comenzado a introducirse la ganadería, particularmente de chivos y borregos, que a veces son destinados al sacrificio ritual. En las zonas adecuadas se lleva a cabo la pesca para complementar la economía.

Es común que los wixaritari emigren temporal o permanentemente, buscando mejores condiciones de vida para trabajar como asalariados en los cultivos estacionales de zonas más desarrolladas.

Actualmente, la artesanía se ha convertido en una importante fuente de ingreso, así la venta de pomadas y lociones elaboradas con peyote, aunque en menor medida.

Cosmovisión de los wiraritari

La vida es profana y en la muerte se torna sagrada”.

Según el origen mítico de los wixaritari, su concepción territorial consta de dos polos: las profundidades del mar y los parientes deificados y ultramundanos.

Algunos estudiosos sostienen que su concepción del espacio y tiempo también es circular. En el imaginario wixárika, el espacio y tiempo de los antiguos ancestros coinciden en el mismo punto. En la peregrinación o ruta sagrada, los wixaritari se detienen en lugares sagrados, que son puertas a traspasar, en las ofrendan jícaras o flechas y sangre de animales sacrificados, pues si no lo hicieren así, no pasarían, habría peligros o se perderían. 

Para llegar de la oscuridad a la luz hay que traspasar cinco puertas, entradas a templos energéticos inscritos por una serie de lugares sagrados. No hay un lugar fijo, no hay cinco puertas exactas, no hay una sola peregrinación, hay muchas; todo depende del imaginario de cada localidad y de lo que digan sus mara’akame, sus sabios.

Geometría sagrada

La distribución de sus instancias sagradas en cinco referencias resultó en una suerte de geometría mítica característica de este pueblo; así, los cinco centros ceremoniales para relacionarse con los dioses están en contacto directo con los cinco puntos cardinales, y éstos con los elementos del universo y con los lugares sagrados.

La manifestación artística de los wixaritari ha sufrido sincretismo, se han introducido elementos formales como los santos católicos o las iglesias en donde se encuentran los dioses nuevos, así como la organización de procesiones durante la Semana Santa. Sin embargo, conservan su creencia antigua.

En los antiguos tiempos, el Dios del Fuego convocó a todos los ancestros deificados a una asamblea, en la que éstos últimos se quejaron de diversas enfermedades que fueron resultado de la desobediencia a las normas y costumbres establecidas por sus antepasados.

Elementos simbólicos

Para los wixaritari el espíritu o energía de personas, animales, plantas, objetos inanimados y de los mismos dioses se llama kipúri o tei.

Dentro de la religión wixárika existe un complejo simbólico trinitario formado por el peyote, el venado y el maíz. Los tres símbolos son sinónimos y constituyen los elementos más sagrados del mundo wixárika.

Estos símbolos pueden ser dominantes o instrumentales. Los dominantes suelen aparecer en distintos contextos rituales, por lo que se consideran objetos eternos y su significado es estable y tienen poder en la vida de los seres humanos.

Elementos dominantes

Entre los principales elementos dominantes podemos mencionar a los siguientes:

El venado azul, señor de los animales, animal sagrado, es el mito wixárika más antiguo. Es Marakame, un animal solar en el desierto donde adivinó el primer amanecer; en Wirikuta se entregó voluntariamente a los cazadores en un acto de generosidad y piedad, al hacerlo se transformó en peyote y es en consecuencia donador del poder chamánico, lo que permite asumirle como un dios de la salud y de la anti-brujería. Es a quien busca el Mara’akame, lo invoca cuando llegan a Wirikuta, muchas veces invisible a los ojos de los demás peregrinos. El venado que cazan en la sierra al regreso de la peregrinación del peyote es concebido como imagen o proyección de ese venado arquetípico.

La serpiente también es un símbolo dominante para la cultura wixárika, es un animal sagrado que depende de los dioses del sol y del fuego. Conceden a las mujeres la habilidad de tejer; el arte de ser buena bordadora simboliza fertilidad y lluvia, las diosas madres de la lluvia tienen forma de serpiente. Los dioses hablan en forma de serpiente, con sus palabras y en escritura, por lo que el lenguaje chamánico está lleno de serpientes; de tal forma que, el aspirante a mara’akame o artista debe saber interpretar, ello implica a su vez ver en el peyote gran variedad de serpientes. Un ejemplo del poder que se le atribuye a las se serpientes, se cree que si las vacas se frotan una víbora no se enfermarán.

El maíz es la vida, un centro de gravedad sobre el que giran los cultos, la creatividad virtual, y en general, la existencia de los wixaritari y es equiparable a la importancia del venado y del peyote en esta cultura.

Foto Ale Zorrilla Zacatecass

Los elementos

Los símbolos instrumentales son un medio para lograr los objetivos de los rituales o ceremonias. Los más representativos son la flecha, el espejo, las jícaras, los ojos de dios y las ofrendas nierika de estambre. El objetivo de las prácticas rituales es que los dioses concedan lo necesario para la subsistencia.

Los ojos de dios simbolizan la representación de los cinco rumbos o puntos cardinales del mundo, los cinco lugares sagrados más importantes, la arquitectura del universo. También es un objeto vivo relacionado con los niños, con el que se implora a los dioses por su salud.

La Nierika de Tatutsi Xuweri Timaiweme (1980) por José Benítez Sánchez / Foto de Johannes Neurath

Las nierika son objetos rituales hechos en tablillas con estambre de colores llamativos, cuadros en los que se plasman las figuras que los mara’akame ven durante la experiencia del peyote. Representan los rostros e imágenes gráficas de las deidades, así como mensajes y plegarias.

Para Lumholtz, nierika se puede traducir como “escudo frontal”, pues también sirve como instrumento de defensa contra las tentaciones o las distracciones que emergen durante el peregrinaje y los rituales.

Representan un punto de encuentro de definiciones y creencias en la cosmogonía de los wiraritari, una amalgama de energía que prolonga la sabiduría de los antepasados y la concentra en la trascendencia de lo físico. Es la ofrenda que conecta el aquí y el ahora, es una trampa de lazos que busca alcanzar al venado azul, un portal y un espejo en el que el pasado y el presente se encuentran en Wirikuta y donde el mara’akame ve todo su alrededor. Las nierika son materia prima para elaborar las ofrendas, es el espíritu, de donde emergen los colores brillantes, formas y figuras; así cada pieza de arte toma un valor místico que los une con sus deidades y se comunican con ellos. Cada color, cada figura representa algo, un mensaje que se le debe entregar a la deidad. Nierika es para el wixárika la conexión entre el pasado y el presente, un estímulo que obliga al peregrino a estar en el aquí y en el ahora, junto a la sabiduría del Universo.

Las flechas muchas veces se manchan con la sangre de los animales sacrificados y así toman poder y las hacen hablar, por tanto, son un vehículo de comunicación con el que los dioses se comunican con el hombre. En el astil, la flecha tiene figuras que son mensajes para los dioses, como peticiones u oraciones, y van acompañados de otras ofrendas como las jícaras, que se utilizan para servir tejuino o caldo de venado.

Las Deidades

El wixárika colabora con las deidades para mantener el orden cósmico. La peregrinación o “Cacería del Hermano Mayor o el Peyote” es fundamental para la continuidad de su cosmovisión, y les proporciona salud y sentido de vida.

Los wixaritari tienen diferentes deidades, también adoran símbolos cristianos y a la Virgen de Guadalupe, símbolos que han sido re-significados al interior de su cultura y mezclados con sus dioses locales. Algunas de las deidades más importantes son:

  • Nakawé (Diosa de la Fertilidad)
  • Tatewarí (Dios del Fuego, abuelo)
  • Tamátsi Maxakwaxí (Nuestro Hermano Mayor Cola de Venado),
  • Tamátsi Kauyumari (hermano, dios venado, habita en Wirikuta y se asocia al peyote)
  • Tatata (Cristo, se le asocia al Sol)
  • Tanana (virgen de Guadalupe, se asocia a la fertilidad, a la tierra)
  • Takutsi Nakawé (bisabuela, diosa de la tierra y de la vegetación)
  • Tau (padre, dios del Sol)

El término genérico usado para las deidades familiares o antepasados deificados es kakaiyárite.

Ceremonias y rituales de los wiraritari

En virtud de los rasgos animistas que confieren sacralidad a plantas, animales y a todas las instancias geográficas y cósmicas, el wixárika tiene un profundo respeto por la naturaleza y la venera por medio de rituales, ofrendas y peregrinaciones.

Existen diversas ceremonias entre los pueblos wixaritari. Entre las más representativas están las agrícolas, las relacionadas con el cambio de poderes o varas y la peregrinación por la ruta sagrada. Los lugares de culto son numerosos, entre los que se cuentan cuevas, lagunas, manantiales, ríos, cerros, planicies e inclusive el Océano Pacífico.

Ceremonias agrícolas

Las ceremonias están ligadas tanto con la caza y la recolección, donde maíz, venado y peyote o híkuri son fundamentales. Son rituales propiciatorios relacionados con la agricultura, pues actualmente su sustento gira en torno al cultivo del maíz; sin embargo, en la mayor parte se hacen sacrificios de venados, reses y aves.

El ritualismo wixárika combina los ritos de iniciación con las fiestas agrícolas, en donde se juntan el culto a los ancestros, los sacrificios y la práctica de la austeridad, indispensables para asegurar la fertilidad y la continuidad de los ciclos naturales.

Las dos fiestas principales del ciclo agrícola son La Fiesta de los Primeros Frutos o Tatéi Néixa y la Fiesta del Maíz Tostado o Xarikíxa.

Durante las ceremonias, los tei o espíritus animados e inanimados colaboran con los dioses para mantener el orden cósmico y se les da de comer y beber. A cambio, ayudarán a los indígenas enviándoles lluvia, sol, fuego y viento, harán crecer sus cultivos, les proporcionarán animales para la caza y la pesca, así como plantas silvestres, entre ellas el peyote y el maíz; todo ello redundará en que los wixaritari tengan buena salud, larga vida y buena suerte en general.

Cambio de poderes

La Ceremonia del Cambio de Poderes o Varas se lleva a cabo en todas las comunidades wixaritari, de forma semejante a la que realizan las comunidades cora.

Los españoles introdujeron la costumbre de elegir a las autoridades al comienzo del año; la fiesta fue aceptada por los indígenas y la incorporada al ceremonial wixárika, ya que seguramente coincidía con alguna celebración que se efectuaba en la misma época del año.

El Cambio de Varas, además de tener importancia política, tiene gran significado ritual. Por otro lado, da seguridad y cohesión de grupo a los miembros de la comunidad que viven aislados en la sierra.

La Ruta Sagrada a Wirikuta

La ruta sagrada es la peregrinación anual que recrea el viaje primigenio desde el Haramatsie, el sitio oscuro en el mar donde nacieron los dioses, el lugar más antiguo del mundo, en la costa de Nayarit, hacia Wirikuta, donde nacieron el sol y el peyote.

Cuando iban caminando hacia Wirikuta, los dioses iban creando las cosas: no existía nada, no había camino, su propio caminar hizo el mundo y algunos dioses se quedaron en el paisaje, convertidos en manantiales, árboles, cerros, piedras, grutas; por lo tanto, para los wixaritari esos lugares son sagrados, son dioses.

Los paisajes sagrados y los dioses se vinculan con elementos fundamentales, como el fuego, las nubes, el viento, el maíz, el águila real, el venado o el peyote, así como con una serie de actividades agroforestales ritualizadas que incluyen siembra, caza o recolección, integradas en los ciclos ceremoniales mediante cantos, relatos y ritos sagrados.

El objetivo de la peregrinación es el aprovisionamiento del peyote para sus rituales, para el intercambio con otros grupos, para usos medicinales, así como para mantener relaciones con sus ancestros, los cuales controlan la naturaleza y los fenómenos asociados. Otro motivo es asegurar las cosechas, el bienestar de la sociedad, la fertilidad y la salud; además es una experiencia educativa y formativa para los jóvenes, que aprenden y viven sus tradiciones y costumbres.

Antes de la peregrinación se llevan a cabo los preparativos, que consisten en la elaboración de abundantes flechas, la oración, la ofrenda de jícaras rituales, el ayuno y la abstinencia de sal y sexo. Antes de llegar a Wirikuta, en el desierto potosino, los peregrinos se detienen en un ojo de agua donde moran nuestras madres, dueñas de la lluvia, quienes les dan de beber simbólicamente; la siguiente parada en el viaje es el campo de flores, donde viven las madres de todos los niños, quienes les asignan su sexo y su espíritu.

Los niños participan desde los cinco años en la Ceremonia del Tambor, que se lleva a cabo en sus localidades y les ayuda a viajar mágicamente en forma de aves.

Expresiones artísticas y tradiciones de los wiraritari

Las expresiones artísticas wixaritari en todas sus manifestaciones reflejan la cosmovisión que han heredado y siguen conservando. Las más representativas se aprecian en las artesanías, donde utilizan chaquira, cera de Campeche, madera, barro y estambre; también se manifiesta a través de su música, sus bailes y su indumentaria.

El pueblo wixárika es un pueblo artista por excelencia. Sus formas de expresión creativas reflejan sus sentimientos religiosos y otros rasgos culturales, y son plasmadas en una gran variedad de objetos rituales-tradicionales, en los diseños de sus trajes típicos y en la creación de ofrendas e instrumentos musicales.

Actividad artesanal

Una de las principales expresiones plásticas de los wixaritari son los cuadros de estambre, que se elaboran sobre tablas de madera con cera, También las piezas que trabajan en madera, formando figuras y forrándolas con chaquira, son muestra de sus técnicas artísticas. Algunos ejemplos son los bules, violines, tortugas y otras figuras, muy coloridas, con amplia variedad de combinaciones balanceadas, que pueden variar del rosa al rojo o al anaranjado, o a los colores primarios contrastantes como el rojo brillante, el azul y el amarillo, a este proceso le llaman “enchaquirado”. El artista del nierika expresa sus emociones, inspirándose durante sueños o con su imaginación. A través de sus creaciones hablan con el alma, con el corazón.

Los objetos artísticos que elaboran principalmente las mujeres son la joyería a base de chaquira: collares, pulseras, aretes y anillos en los que plasman los símbolos sagrados. La creatividad de estos diseños brillantes y atrevidos se debe, en muchas ocasiones, a la ingestión del peyote. Quienes lo consumen dicen ver colores brillantes y diseños zigzagueantes o con formas geométricas, y los artistas tratan de reproducir esas visiones en su obra; los artistas (algunos chamanes y otros sólo wixaritari comunes), representan mitos, creencias y rituales, y los cuadros se convierten en una narrativa visual. El resultado es un arte de gran barroquismo representado por obras sin un solo espacio vacío, estilo al que se le ha llamado “horror al vacío” (horror vacui).

El arte wixárika se conoce a nivel internacional. Sus obras forman parte de museos de México, Estados Unidos de América, Canadá, Europa y Japón. En 2003, el artista y mara’akame José Benítez Sánchez se hizo merecedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría Tradiciones y Artes Populares con su exquisito trabajo.

Música, canto y danza

La música es parte de la expresión natural de todas las culturas y la wixárika no es la excepción; es en la música tradicional y la danza donde se refleja la espiritualidad de sus ceremonias y sacrificios. Los instrumentos básicos son el violín, la guitarra y el tepo (tambor que a través de su sonido representa la voz de sus deidades), así como, la flauta, la sonaja elaborada con calabaza, y el cuerno.

A través de la música expresan sus vivencias y el ritmo se desarrolla de forma pentatónica, es decir, utilizan una escala de cinco tonos, lo que hace que sea en algunos momentos de la ceremonia, repetitiva y, en otros, vertiginosa

Otros instrumentos utilizados en la música wixárika son el contrabajo, la vihuela y el tololoche; en las letras de sus canciones escuchamos historias de amor y desamor, homenaje a las mujeres, relatos de la cacería del venado y alguna otra historia de vida. Hay grupos musicales como “El venado azul” y “Wixárika Musical” que han participado en festivales musicales de pueblos originarios, representando a su etnia. Las interpretaciones son en lengua wixárika y también en español y se han ido combinando con otros ritmos, como la cumbia.  

La música contemporánea ha evolucionado y ahora se cantan sones de xaweri y kanari, o rable y guitarra en donde el intérprete canta versos improvisados con instrumentos de fabricación autóctona y va siempre acompañado de danza zapateada.

Indumentaria

El traje tradicional se elabora de manta, bordada con diferentes motivos a base de punto de cruz. Complementan el atuendo con collares, aretes, anillos y pulseras de chaquira de gran belleza.

El traje del hombre consiste en una camisa abierta por los lados y calzón largo, sujeto con una faja de lana tejida en telar de cintura. En el cuello y la espalda llevan una especie de capa (towáxa) de manta bordada. Portan uno o varios morrales de lana o de manta bordada. En la cabeza llevan sombrero de paja, adornado con estambre, figuras de chaquira y plumas de diferentes aves. Generalmente calzan huaraches.

Las mujeres visten blusa o camisa corta, generalmente bordada en rojo, y falda larga. Sobre la blusa llevan una especie de quechquémitl (xikúri) que, en ocasiones usan para taparse la cabeza.

Esta foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY-SA

El cambio en la indumentaria es cada día más palpable: los hombres utilizan pantalón de mezclilla, camisa o playera y chamarra cada vez más seguido, mientras que las mujeres elaboran sus vestidos con telas estampadas pero mantienen el corte tradicional. 

Gastronomía

La gastronomía wixárika es sencilla, basada en maíz de los cinco colores, frijol, calabaza y chile que cultivan para su propio consumo. Se complementa con plantas silvestres que recolectan, como quelites silvestres, temacacha, clavellina y flores de maguey. También usan carne de animales para su alimentación, el venado es altamente apreciado, aunque actualmente está vetada su cacería. También se consume chivo, gallina y guajolote.

Los tamales, gorditas de cuajada, las arepas (bollos de maíz preparadas con salsa sazonada de semillas y chiles), los huachales preparados con maíz y calabaza seca, los orejones de calabacita tierna, la temachaca de corteza comestible, el frijol, los chiles secos y las flores de maguey son platillos que se consumen habitualmente; de postre, se acostumbran dulces de arepa con levadura y piloncillo, polvorones, melcochas y chocolate enmarquetado.

La bebida típica es el tejuino, que utilizan tanto en ceremonias rituales como en la vida cotidiana, también se acostumbra el atole blanco, té de corteza de árbol cuachalala, agua de cebada y el tepache.

En Jalisco y Nayarit se han desarrollado algunas fusiones a las recetas de acuerdo con los productos propios de la región, como el coco y, en algunas ocasiones, los mariscos.

Medicina

En la cultura wixárika la enfermedad puede tener como causa la falta de responsabilidad hacia los dioses, el maleficio o el extravío del alma. Proviene de lo que se omite, referente al dictado de los ancestros, es una ruptura moral que implica el envilecimiento del ser.

Preparan pomadas e infusiones con plantas sagradas que se complementan con peyote, que se cosecha, tanto para los rituales, como para la elaboración de las pomadas y lociones; se utilizan como remedio alternativo para tratar la influenza, la diabetes, la artritis, los desordenes intestinales, la mordedura de serpiente, el piquete de escorpión y el envenenamiento por datura y otros tipos intoxicaciones y envenenamientos.

“Se podría decir que los wixáritari miran a esta puerta como un gran templo, un gran palacio donde los cerros serían las paredes, el cielo el techo”.

La quinta puerta de los wiraritari

Para los wixaritari la idea del tiempo y el espacio es circular.

Las puertas sagradas no tienen un lugar fijo, ni orden cronológico o espacial; no hay cinco puertas exactas, ni hay una sola peregrinación; no hay un solo camino, pues todo depende del imaginario de cada localidad y de lo que digan sus mara’akame, quienes los guían.

De acuerdo con los ancestros, el origen de la peregrinación sagrada fue en la costa de Nayarit, y Wirikuta, el destino final del camino, está en el desierto de San Luis Potosí; estos dos puntos quedan simbólicamente yuxtapuestos, y en el trayecto es necesario traspasar cinco puertas. En el centro de la ruta, donde todos los caminos de la peregrinación confluyen, está Zacatecas, entrada y paso a un lugar sagrado.

Leonardo Villegas, quien ha estudiado y entrevistado a los wixárika de Zacatecas durante más de 30 años, sostiene que existen referencias que reiteran que los dioses se demoraron en su camino a Wirikuta justo en Zacatecas: el lugar está rodeado. De un lado se eleva el Cerro del Padre, al que llaman Makuipa, del otro, el Cerro de las Antenas, que para ellos es el Tepeyac, al norte, el Cerro de la Bufa, y por último, Rurawe Muyaka, donde está tirada la estrella. Es ahí donde se ubica la Quinta Puerta.

En palabras de Marcial Hernández, presidente del grupo wixárika de la comunidad Plateros, además de los centros ceremoniales propios de los wixaritari, las comunidades locales consideran a la virgen de Guadalupe y al Santo Niño de Atocha como vinculadores con la divinidad, y las iglesias en que se veneran, como espacios sagrados que son elementos constitutivos de la Quinta Puerta.

¿Te gustaría conocer más sobre la peregrinación a Wirikuta?

Consulta el Sistema de Información Cultural SIC México. 

Te invitamos a utilizar las palabras wixárika en singular y wixaritari en plural en lugar de huichol o huicholes, dado que es la forma como se autodenominan y prefieren ser llamadas las personas que forman parte de esta valioso y mágico grupo étnico.

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