Alejandra Zorrilla panteón

Los humanos hemos encontrado en los rituales de pérdida una ocasión para comprender, agradecer y aprender de aquello que se ha ido.

Los panteones están dedicados a los dioses y al momento en que las personas nos convertimos en parte del todo. El panteón de los errores y fracasos nos ayudará a dejarlos ir, habiendo aprendido de aquello que si bien no funcionó, fue parte de nuestra práctica y nuestra experiencia. 

Como dice Mark Zuckerberg, el objetivo de construir algo es construir algo, no es no cometer errores.

Fracasar o cometer errores es parte de la vida, aprender de ellos es parte del éxito de los emprendedores y empresarios, dejarlos ir es parte de nuestra paz mental. 

¿Por qué procesar los fracasos y los errores?

La gestión de los fracasos y los errores es muy importante para aprender en un entorno cambiante y establecer mecanismos para lograr mejora continua.

Las organizaciones que se arriesgan saben que el fracaso y el error es el camino al éxito, pues sin no nos arriesgamos no podemos cambiar, innovar o adaptarnos a las cambiantes necesidades del entorno.

Los rituales hacen más predecible la vida, nos proporcionan sentimientos de pertenencia e identidad y trasmiten valores y normas que conforman una cultura organizacional.

¿Cuál es la diferencia entre error y fracaso?

Para algunas personas, un error se puede convertir en un fracaso cuando se repite muchas veces, para otras el fracaso es una consecuencia natural de experimentar, ayuda a aprender, pues un error es repetir algo que ya se ha hecho antes y de lo que no se ha aprendido. Otras más consideran que un fracaso es un error enorme. 

Como siempre o casi siempre, este ejercicio no pretendo dar definiciones inequívocas, sino plantear fórmulas para mejorar nuestros procesos. Para construir el panteón de errores y fracasos, los definiremos en función del tamaño del tamaño es el asunto. 

  • Errorcito: Algo que se puede ajustar con facilidad y no queremos que vuelva a suceder. 
  • Error: Algo que requiere una inversión media de tiempo, dinero o esfuerzo, que no es urgente aunque no queremos repetir.
  • Errorzón: Algo que grave y urgente, que no sabemos si tiene arreglo.
  • Fracaso: No tiene arreglo y hay que volver a empezar.

¿Cómo nos enfrentarnos a un error o fracaso?

Es natural que lograr y tener éxito nos agrade y nos haga sentir triunfadores, mientras que los errores y fracasos nos hagan sentir culpables. 

Para forzar el riesgo y por tanto el fracaso que nos lleva a mejorar, es necesario sacar a las personas fuera de su zona de confort, aprender a aprender del el fracaso y del error, almacenar el conocimiento que nos brinda y no vivir con ellos a cuestas.

El fracaso y el error no pueden estar asociados con una narrativa de pérdida, sino de aprendizaje. Los grandes emprendedores y visionarios tienen una narrativa que suele sonar a aprendizaje, incluso los cuentan con algo de orgullo sus equivocaciones. Los perdedores o quienes se sienten fracasados, rumian sus errores, son capaces de hacer de una pequeña metida de pata un gran drama.  

El cambio del desprecio o el miedo al fracaso hacia la aceptación y gestión del fracaso requiere muchas veces la transformación de la cultura organizacional y de sus colaboradores.

Premiar los emprendimientos independientemente de su éxito o su fracaso tiene ventajas en la transparencia de la comunicación, el aprendizaje continuo y la aceptación de los errores. No significa que evitamos que los errores se conviertan en fracasos, ni que se ahorre al establecer procesos para minimizar sus riesgos, pero la idea es encontrar soluciones y no culpables.

El fracaso es inherente al emprendimiento y dejará muy buenas lecciones a quienes estén dispuestos a abrazarle, mejorar e incluso resurgir.

panteón de los errores

Por cada éxito de Google su cementerio de fracasos acumula cinco o seis proyectos con algunas de sus propuestas más recordados.

5 pasos para gestionar los errores y el fracaso

  1. Detectar un error o el fracaso
  2. Dimensionar brecha y en su caso, corregir el rumbo
  3. Autopsia
  4. Epitafio
  5. Dar digna sepultura al fracasso

1. Detectar el error o fracaso

Instala un tablero de errores y fracasos en el que el equipo pueda colocar en postits los errores o fracasos detectados en sus procesos cada semana. Pueden elegir un color para cada categoría de manera que sean fácilmente identificables.

Estamos acostumbrados a maltratar a quien ha fallado. Para asegurar que detectamos los errores o fracasos antes de que nos arruinen la vida, hemos de disfrutar el juego. 

2. Segundo paso:  Determinar la brecha y corregir el rumbo

Si es un errorcito, quien lo identificó y la persona responsable ha de corregirlo lo antes posible y palomeará el postit sin quitarlo del tablero.

Hagan una mesa redonda para identificar la brecha preguntándose:

¿Qué produjo el desfase ente lo planeado y lo sucedido? ¿Qué se pudo haber hecho mejor?

El análisis de brechas se define como un método para evaluar las diferencias entre el desempeño real y el desempeño esperado en una organización o negocio. Implica comparar el estado actual con el objetivo planteado.

Estar centrado en no volver a equivocarse en lugar de centrarse en poner atención al éxito.

Si el error se corrige, deja de ser un error, de manera que no es necesario seguir con el ejercicio. Si el error no puede corregirse y está a nivel de fracaso, valle la pena seguir.

3. Tercer paso: Autopsia

Los errores y fracasos son algo que ya pasó y no puede regresar.

Durante la sesión elijan los errores protagónicos de su trayectoria u organización: los más frecuentes, los más graves o los más representativos sin juicios de valor que provoquen tensión o ansiedad o bloqueen a las personas. 

Analicen las causas  y compartan alternativas de solución. Es uno de estos casos en que se puede jugar con «si hubiera», pero no para encontrar culpables, sino para analizar el resultado de la ecuación al modificar uno de sus factores. 

¿Problemas técnicos, marketing, competencia, costes y modelos de negocio, capital, problemas legales, pérdida de tiempo, falta de pasión, falta de práctica, mercado no preparado?

4. Cuarto paso: Epitafio con moraleja

Anoten en un postit un epitafio que se refiera a lo aprendido con el error identificado. 

5. Quinto paso: Digna sepultura

Guarden los errores en una caja de recuerdos agradeciendo a cada uno el haber llegado y seguros de los que algún día reirán al recordarlos.

Rumiar los errores nos lleva a la ineficacia, a buscar soluciones que ya no aparecen o ya no es pertinente buscar. Se convierten en algo obsesivo. 

Te recomendamos leer el artículo comunicación efectiva y afectiva.

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