El diseño y la alineación de objetivos es fundamental para desarrollar y orientar un programa de implementación que nos conduzca hacia dónde queremos llegar. De hecho, el paso más importante podría ser la planeación.
La cosa es que algunas veces, para lograr los objetivos que nos planteamos, también tenemos que identificar y derribar ciertas barreras de entrada que nos detienen y para eso hemos de buscar opciones creativas y utilizar nuestro pensamiento lateral.
¿Qué son las barreras de entrada?
En el camino hacia lograr nuestras aspiraciones suele haber obstáculos que nos detienen. Se llaman barreras de entrada y pueden ser económicas, legales, éticas, administrativas, logísticas, emocionales de imagen o de cualquiera otra índole.
¿Se acuerdan de esa buena frase mercadológica: si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría? A mi me parece que cuando tenemos claro nuestro para qué y abrimos nuestras mentes para encontrar los cómos, podemos lograr cosas que en un momento dado parecieron casi imposibles.
Podemos dejar que alguna barrera nos impidan el paso y sentarnos a esperar que desaparezcan o darnos de topes contra ellas una y otra vez. También podemos encontrar fórmulas para quitarlas, rodearlas, saltarlas o evadirlas.
El caballo de Troya
Hace muchos, muchos años, en el relato de una historia épica, los aqueos que se habían propuesto conquistar el mundo conocido para ellos, construyeron un caballo legendario.
Objetivo superior de los aqueos: Conquistar el mundo
Muchos escritores antiguos aseguran que lo que les faltaba a los aqueos para conquistar el mundo, era tomar la mitológica ciudad de Troya.
La guerra contra Troya había durado nueve largos años durante los cuales, los aqueos no habían podido franquear las poderosas murallas que protegían la ciudad.
Después de mucho pensar y planear, los aqueos plantearon una estrategia legendaria que ha sido estudiada y disfrutada por muchas generaciones:
Entrar a la ciudad de Troya dentro de un caballo de madera y abrir las puertas desde dentro.
El caballo se haría pasar por un regalo, sería una ofrenda para los troyanos quienes abrirían las puertas para recibirlo sin poner resistencia.
Para lograr ese objetivo, fue necesario definir varios objetivos operativos.
Para comenzar contrataron a un carpintero. El objetivo del carpintero sería construir un caballo, y para traer madera emplearon a distintas personas tendrían que realizar diversas tareas como: desplazarse al bosque, afilar sus herramientas, cortar árboles, aserrar tablas, transportar la madera.
Para transportar el caballo tendrían que construir un andamio con ruedas, así que contrataron a un ingeniero que diseñaría el plano que seguiría el carpintero. Por cierto, el ingeniero sugirió algunos ajustes para la construcción del caballo.
Mientras tanto los generales reclutaron, entrenaron y equiparon al contingente que iría dentro del caballo.
Cada tarea se convirtió en un objetivo muy específico para quien la realizó, pero el objetivo superior de todos y cada uno seguía siendo:
conquistar al mundo.
¿Cómo identificamos los objetivos superiores e inferiores?
Parece que la palabra objetivo viene del latín obiectus. Incorpora el prefijo ob que se traduce como encima o sobre y el verbo iacere que significa lanzar o tirar. Para el diseño de objetivos, se responderá a las preguntas ¿Hacia dónde nos lanzamos? ¿A dónde queremos llegar? ¿Qué queremos lograr?
Un objetivo puede ser tan amplio o tan acotado como nuestros deseos, y relacionarse con otros objetivos o deseos.
Generalmente nuestros deseos pequeños responden a un deseo mayor, por lo que para cartografiarlos y encontrar su nivel, es útil generar un diagrama que nos permita ubicar el nivel programático de cada objetivo.
Puedes llamarles a los objetivos de diversas formas, lo importante es que en un diagrama relacional, los objetivos de nivel superior responden a la pregunta para qué y los de nivel inferior nos responden cómo lograr el un objetivo superior que les alinea con una misión común.
Tener un mapa de objetivos nos permite planear cada paso que damos. Podremos leerlo y navegarlo hacia arriba para saber qué queremos lograr con cada decisión y leerlo hacia abajo para saber cómo lograrlo
¿Para qué queremos tener objetivos superiores?
Desde los objetivos surgen los impulsos que aportan un propósito a la existencia de la organización y de quienes la conforman. Trascender supone ir más allá, sobresalir, superar los obstáculos y los límites que nos acotan, porque se relaciona con el fin último con el que nos vinculamos, con una causa que es más grande que nosotros mismos.
Objetivos superiores
Los objetivos superiores, que a veces llamamos visión, propósito o misión, se relaciona con el sentido de trascendencia. Surgen de la conciencia de formar parte de un sistema más amplio que la organización misma. Es mas, podríamos decir salen del árbol y tienen otra lógica, una lógica superior que no es medible, sino deseable, se relacionan con una aspiración.
¿Para qué sirven los objetivos operativos?
Objetivos operativos
Los objetivos operativos han de ser específicos para poderse evaluarse en función de resultados concretos en un tiempo determinado y con recursos preestablecidos.
Diagrama de objetivos
No tener objetivos superiores es como ir sin rumbo, sin timón.
No tener objetivos operativos es como ir sin vela y sin motor y sin gasolina y sin movimiento.
La combinación de ambos es cómo ir navegando hacia donde queremos llegar.
Para el diseño de objetivos superiores de una organización, en Identidad y Desarrollo hemos desarrollado el ejercicio La cuna del ser.
Para los operativos, te recomendamos la fórmula objetivos AMIGOS a partir un acrónimo que juega con la definición que nos invita a redactarlos de manera amable, medible, inteligente, global, orientada y sostenible.
Echa a volar tu imaginación y construye un mapa de objetivos con sentido.
7 pasos para construir un mapa de objetivos con sentido
- Visualiza tu objetivo superior
- Recuerda tu misión
- Plantea tus cómos
- Identifica tus barreras
- Diseña tu caballo
- Reparte las tareas
- Asegura que los objetivos operativos sean amigos
Primer paso: Visualiza tu objetivo superior
Si el objetivo superior de los aqueos era conquistar el mundo conocido para ellos. ¿Cuál es tu objetivo superior? ¿Qué es para tu organización conquistar su mundo? ¿Qué hará que los resultados de tu proyecto adquieren un carácter permanente que dan sentido póstumo a todo lo que se haga el equipo?
Has encontrado tu objetivo superior cuando te has pregúntate para qué y para qué hasta que no haya otro para qué.
Tu objetivo superior ha de estar vinculado con el sentido de trascendencia de la organización.
Responde a la conciencia de formar parte del sistema que nos contiene, donde nuestras actuaciones y resultados no sólo nos afectan a nosotros, sino a otros que están más allá de nuestro límites.
Es eso que logra instalar en sus colaboradores la capacidad de arrojo necesaria para cambiar paradigmas y encontrar nuevos motivos para emprender cruzadas en la búsqueda de oportunidades, tomando riesgos y aportando talento y recursos para abrir nuevas canchas de juego con mayores satisfacciones para sí y un sentido de logro que los motiva a seguir.
Es tratar de conquistar tu mundo en el sentido más amplio de la frase.
Segundo paso: Recuerda tu misión
¿Cuál es la guerra que quieres ganar, el problema que quieres solucionar, la oportunidad que quieres aprovechar para que conquistar ese mundo que aspiras?
¿Tu misión es ganar una guerra para conquistar el mundo?
Pregúntate ¿Cómo puedes conquistar tu mundo y cuál es tu guerra?
Tercer paso: Plantea y alinea tus cómos
Ve hacia abajo preguntándote cómo lo lograrás y asegurando que la respuesta la pregunta para qué de cada objetivo inferior se responda con el objetivo inmediato superior.
Si un objetivo no tiene un para qué superior, deséchalo.
Cuarto paso: Identifica las barreras que te impiden llegar
Analiza dónde están las brechas o las murallas que te impiden cumplir un objetivo en cualquiera de los niveles. Circúlalos y pregúntate ¿por qué no logras pasar?
¿Qué hay en tu entorno que te impida alcanzar eso que te has propuesto? ¿Te enfrentas a una muralla, a la competencia, a la indecisión o falta de compromiso del equipo, a la falta de recursos económicos, tecnológicos o humanos?
Procura describir las barreras de la manera más específica posible, velas con la imaginación para poder enfrentarte a ellas. Identificar claramente su tamaño, su densidad, sus características.
Agrupa todas las respuestas a la pregunta por qué no. Tal vez sea un solo motivo, o varios: no tienes la tecnología para derribar la muralla, ni suficientes soldados para trepar, no hay una montaña cerca, no tienes el producto adecuado, la competencia es feroz, en fin…
Quinto paso: Diseña tus caballos
Lleva a cabo una lluvia de ideas para imaginar cómo puedes saltar las barreras a las que te enfrentas.
Plantea todas las posibles soluciones aunque sean tan descabelladas como construir un caballo de madera para transportarte dentro.
Utiliza un color para diferenciar cada caballo de Troya que has imaginado.
Sexto paso: Reparte las tareas
Para cada caballo, identifica cuántos pasos, cuantos equipos y qué recursos requieres.
No piense en porqué no lo habías pensado antes o porqué fallará tu plan. Concéntrate en tu estrategia caballo.
¿Qué tiene que hacer cada persona o equipo para lograr eso en lo que cada quién ha de concentrarse?
Compara tus posibilidades y elige una.
Séptimo paso: Asegura que objetivos operativos sean amigos
Revisa cada objetivo de abajo hacia arriba para asignarles tiempos y movimientos.
Asegura que todo tu ejército esté comprometido con la visión y la misión y déjales hacer su trabajo.
Recuerda que el logro es el alimento del éxito, así que en la medida en que diseñamos un diagrama con objetivos de más bajo nivel que nos permitan ir identificando los pequeños logros para lograr lo que queremos, será más fácil y certero nuestro camino.
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