Encuentro Amigos de la Biodiversidad
Convivencia digital: redes de conocimiento
Te damos la bienvenida a la mesa de reflexión sobre convivencciia digital: redes de conocimiento. Anterior Siguiente El creciente aprovechamiento
La evaluación multidimensional nos permite mejorar o corregir la ruta para lograr los objetivos trazados, si bien su aplicación no es tarea fácil, es una herramienta muy potente para comprender y medir cada una de las partes y factores involucrados en nuestra meta.
Para su mejor uso dentro del turismo, es altamente recomendable tener presente en todo momento a cada una de las variables y componentes de los procesos involucrados en la cadena de valor, conocer profundamente las relaciones y diferencias, solo así obtendremos una mejor interpretación de los resultados esperados tanto en lo económico, lo social y lo medioambiental.
Los factores que están relacionados al turismo son de carácter multidimensional, factor que complica una medición directa a la actividad de los viajes. Al ser un fenómeno transversal en demasía, la complejidad en su diseminación y comprensión requiere de altos niveles de conocimiento en las técnicas, métricas y conceptos que lo rodean. Sin embargo y afortunadamente, hoy en día se cuenta con recomendaciones emanados de distintos organismos internacionales y locales que permiten una mejor comprensión y reglas claras para su entendimiento y medida.
Reflexión 2019
Evaluar de forma multidimensional nos permite tomar decisiones que nos permitan accionar y crecer de manera sostenible y solidaria.
La evaluación de los entornos en los que se desarrolla la actividad turística contempla tres escalas: económica, social y ambiental.
Las variables más importantes para evaluar y tomar decisiones de mejora continua de las actividades turísticas deben equilibrar las consideraciones que se generan a partir de las dualidades interactuantes:
· Comunidad-Turista
· Satisfacción-Consciencia
· Experiencias turísticas-Bienestar
Las políticas públicas de medición y los indicadores de desempeño no siempre responden a las necesidades actuales; para fortalecerlas es necesario cambiar las dinámicas de evaluación, lo que nos permitirá conocer qué generan los destinos y el impacto que se crea en ellos para elegir formatos de turismo que sean responsables en su consumo y adecuados para los destinos y sus condiciones particulares.
La toma de decisiones debe estar fundamentada en las preguntas ¿qué, cómo y para qué vamos a medir?, siendo esta última cuestión la de mayor relevancia para impulsar procesos de mejora continua. También es necesario tomar en cuenta el objetivo final de la evaluación.
Al diseñar instrumentos de evaluación de la actividad turística ha de buscarse el equilibrio entre factores cualitativos y cuantitativos, así como el fomento de la autorregulación de los destinos; invertir en estadística y generar alianzas para la toma de decisiones es clave para diseñar estrategias sostenibles y proponer soluciones creativas que respondan a situaciones cambiantes.
Los números nos dan la pauta para el diseño de políticas públicas eficientes y nos permiten analizar las consecuencias de la actividad. Los indicadores que se seleccionen para la evaluación de la actividad turística habrán de considerar la eficiencia y relevancia de la medición para cada una de las acciones, así como la correcta sistematización de la información resultante.
Conocer qué quiere la comunidad nos permite visualizar impactos y reacciones del entorno. La evaluación debe ser específica para cada localidad y responder de manera específica a sus problemáticas y condiciones; debe contener elementos que representen a los distintos macro y micro-contextos y que se relacionen con la satisfacción del visitante y de la comunidad, además del desarrollo territorial.
Para evaluar tenemos que tener claridad en la oferta y la demanda que conforman el mercado, así como diversificar las herramientas para valorar la experiencia turística y el bienestar de la comunidad. Identificar la competencia permite conocer las oportunidades, necesidades y amenazas para diseñar indicadores eficientes.
La evaluación de impacto mide la contribución al entorno, al proyecto y a la comunidad. El índice de valor de un destino nos ayuda a proyectar la cantidad de visitantes y el control de sus impactos; en este sentido, el marco institucional y el marco regulatorio contribuyen al sistema de medición.
Necesitamos contar con la capacidad de proyectar impactos, medirlos y evaluarlos a través de la recopilación de evidencia de una manera estructurada y causal. Para ello es necesario sistematizar los datos y aprender a interpretarlos para tomar decisiones, así como incentivar el uso de tecnologías que nos permitan tener una visión de la información a nivel territorial para comparar y mejorar.
Conforme resolvamos el diagnóstico obtendremos mejores datos para evaluar los destinos. Además, considerar la supervisión y el monitoreo como parte importante del proceso permitirá el control de una relación eficiente entre los insumos y los productos, contribuyendo a la calidad a la vez que se identifican los elementos relevantes para evaluar el cumplimiento eficaz de los objetivos establecidos.
Uno de los principales disensos en el proceso de reflexión fue el nivel de interés e involucramiento de la administración gubernamental actual en la evaluación de políticas públicas y procesos productivos en el ámbito turístico.
-Debemos analizar el significado de “desarrollo,” “sustentabilidad” y “sostenibilidad” para generar modelos e instrumentos partiendo desde el mismo punto.
-Entendemos multidimensionalidad desde 5 aspectos: dimensión económica, ambiental, social, cultural y comunicacional.
-Es importante hacer énfasis en el análisis del crecimiento demográfico desde la dimensión social.
-El turismo no es la solución para todo. Tenemos que evaluar si el turismo es una buena opción para el desarrollo social, cultural, ambiental, económico y comunicacional de una comunidad.
-En los posibles modelos de evaluación habrá que evaluar intereses tanto internos como externos.
Reflexiona en la identificación de mejores prácticas, retos y oportunidades que puedan ser abordados a través de tecnologías digitales para establecer modelos de evaluación multidimensional que nos conduzcan a lograr un desarrollo sostenible y solidario.
Comparte las herramientas digitales, la organizaciones implementadoras y los proyectos que lo han logrado.
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La evaluación multidimensional es una tarea compleja que nos permite comprender y medir desde diferentes ángulos factores individuales y colectivos relacionados con el desempeño de un sistema, y nos hace posible mejorar o, en su caso, corregir los procesos que nos conducen hacia los objetivos que planteamos.
Para que los procesos de evaluación del turismo tengan influencia en la mejora del sistema en el que vive e incide la actividad, es fundamental tener en cuenta cada uno de los componentes que conforman la cadena de valor, sus interdependencias y las fuerzas que afectan su funcionamiento, así como los efectos de las iniciativas en lo económico, lo social y lo ambiental.
La mesa de evaluación multidimensional: orientación sostenible y sustentable busca encontrar métodos, fórmulas y herramientas que nos ayuden a evaluar los procesos de la actividad turística desde todas las dimensiones y los ámbitos en que incide, para fomentar la mejora continua y lograr procesos efectivos, eficientes y sostenibles.
La evaluación multidimensional nos permite mejorar o corregir la ruta para lograr los objetivos trazados, si bien su aplicación no es tarea fácil, es una herramienta muy potente para comprender y medir cada una de las partes y factores involucrados en nuestra meta.
Para su mejor uso dentro del turismo, es altamente recomendable tener presente en todo momento a cada una de las variables y componentes de los procesos involucrados en la cadena de valor, conocer profundamente las relaciones y diferencias, solo así obtendremos una mejor interpretación de los resultados esperados tanto en lo económico, lo social y lo medioambiental.
Los factores que están relacionados al turismo son de carácter multidimensional, factor que complica una medición directa a la actividad de los viajes. Al ser un fenómeno transversal en demasía, la complejidad en su diseminación y comprensión requiere de altos niveles de conocimiento en las técnicas, métricas y conceptos que lo rodean. Sin embargo y afortunadamente, hoy en día se cuenta con recomendaciones emanados de distintos organismos internacionales y locales que permiten una mejor comprensión y reglas claras para su entendimiento y medida.
Reflexión 2019
Evaluar de forma multidimensional nos permite tomar decisiones que nos permitan accionar y crecer de manera sostenible y solidaria.
La evaluación de los entornos en los que se desarrolla la actividad turística contempla tres escalas: económica, social y ambiental.
Las variables más importantes para evaluar y tomar decisiones de mejora continua de las actividades turísticas deben equilibrar las consideraciones que se generan a partir de las dualidades interactuantes:
· Comunidad-Turista
· Satisfacción-Consciencia
· Experiencias turísticas-Bienestar
Las políticas públicas de medición y los indicadores de desempeño no siempre responden a las necesidades actuales; para fortalecerlas es necesario cambiar las dinámicas de evaluación, lo que nos permitirá conocer qué generan los destinos y el impacto que se crea en ellos para elegir formatos de turismo que sean responsables en su consumo y adecuados para los destinos y sus condiciones particulares.
La toma de decisiones debe estar fundamentada en las preguntas ¿qué, cómo y para qué vamos a medir?, siendo esta última cuestión la de mayor relevancia para impulsar procesos de mejora continua. También es necesario tomar en cuenta el objetivo final de la evaluación.
Al diseñar instrumentos de evaluación de la actividad turística ha de buscarse el equilibrio entre factores cualitativos y cuantitativos, así como el fomento de la autorregulación de los destinos; invertir en estadística y generar alianzas para la toma de decisiones es clave para diseñar estrategias sostenibles y proponer soluciones creativas que respondan a situaciones cambiantes.
Los números nos dan la pauta para el diseño de políticas públicas eficientes y nos permiten analizar las consecuencias de la actividad. Los indicadores que se seleccionen para la evaluación de la actividad turística habrán de considerar la eficiencia y relevancia de la medición para cada una de las acciones, así como la correcta sistematización de la información resultante.
Conocer qué quiere la comunidad nos permite visualizar impactos y reacciones del entorno. La evaluación debe ser específica para cada localidad y responder de manera específica a sus problemáticas y condiciones; debe contener elementos que representen a los distintos macro y micro-contextos y que se relacionen con la satisfacción del visitante y de la comunidad, además del desarrollo territorial.
Para evaluar tenemos que tener claridad en la oferta y la demanda que conforman el mercado, así como diversificar las herramientas para valorar la experiencia turística y el bienestar de la comunidad. Identificar la competencia permite conocer las oportunidades, necesidades y amenazas para diseñar indicadores eficientes.
La evaluación de impacto mide la contribución al entorno, al proyecto y a la comunidad. El índice de valor de un destino nos ayuda a proyectar la cantidad de visitantes y el control de sus impactos; en este sentido, el marco institucional y el marco regulatorio contribuyen al sistema de medición.
Necesitamos contar con la capacidad de proyectar impactos, medirlos y evaluarlos a través de la recopilación de evidencia de una manera estructurada y causal. Para ello es necesario sistematizar los datos y aprender a interpretarlos para tomar decisiones, así como incentivar el uso de tecnologías que nos permitan tener una visión de la información a nivel territorial para comparar y mejorar.
Conforme resolvamos el diagnóstico obtendremos mejores datos para evaluar los destinos. Además, considerar la supervisión y el monitoreo como parte importante del proceso permitirá el control de una relación eficiente entre los insumos y los productos, contribuyendo a la calidad a la vez que se identifican los elementos relevantes para evaluar el cumplimiento eficaz de los objetivos establecidos.
Uno de los principales disensos en el proceso de reflexión fue el nivel de interés e involucramiento de la administración gubernamental actual en la evaluación de políticas públicas y procesos productivos en el ámbito turístico.
-Debemos analizar el significado de “desarrollo,” “sustentabilidad” y “sostenibilidad” para generar modelos e instrumentos partiendo desde el mismo punto.
-Entendemos multidimensionalidad desde 5 aspectos: dimensión económica, ambiental, social, cultural y comunicacional.
-Es importante hacer énfasis en el análisis del crecimiento demográfico desde la dimensión social.
-El turismo no es la solución para todo. Tenemos que evaluar si el turismo es una buena opción para el desarrollo social, cultural, ambiental, económico y comunicacional de una comunidad.
-En los posibles modelos de evaluación habrá que evaluar intereses tanto internos como externos.
Reflexiona en la identificación de mejores prácticas, retos y oportunidades que puedan ser abordados a través de tecnologías digitales para establecer modelos de evaluación multidimensional que nos conduzcan a lograr un desarrollo sostenible y solidario.
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Te damos la bienvenida a la mesa de reflexión de inclusión y equidad: tan iguales como diferentes. Anterior Siguiente La
Los cuadros que ilustran nuestro sitio web son cortesía de Laura Casamitjana.
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