Para llevar a cabo un proyecto cultural comunitario innovador, que logre mejorar la calidad de vida de una comunidad y sus integrantes, asumiremos que necesitamos cambiar algunas cosas, pues innovar conlleva hacer las cosas diferente para obtener resultados diferentes, lo que nos llevará a explorar nuevos pensamientos y territorios para ensanchar nuestras fronteras.
Contenido
¿Por qué las cosas no cambian para lograr innovar un proyecto cultural comunitario?
Para lograr innovar un proyecto cultural comunitario o cualquier proyecto, nos enfrentemos con dos barreras principales por las cuales la mayoría de las veces, las personas y las comunidades no logran cambiar, ni explorar nuevos territorios, ni ensanchar sus fronteras: la primera es que las cosas siempre se han hecho de una manera y la segunda es que nunca se han hecho de forma distinta.
Cambiar para lograr un proyecto innovador
Parece lógico que necesitamos cambiar para lograr un proyecto innovador, y que mejorar requiere a fuerza realizar algunos cambios, pero las personas no siempre contamos con las herramientas necesarias o tenemos los motivos suficientes que nos permitan cambiar y ahí está uno de los principales meollos del asunto.
Ya lo dijo Einstein en una de sus frases más reconocidas:
Locura es hacer las cosas de la misma manera buscando obtener resultados distintos.
Esta locura ha sido analizada por diversos estudiosos que nos han enseñado que la resistencia al cambio sucede porque existen en nuestra mente paradigmas establecidos, que se convierten en patrones de comportamiento, en reglas que indican lo que debemos hacer en cada situación y cómo hacerlo, y nos hacen suponer que existe una sola manera de hacer las cosas e interpretar la vida.
¿Qué son los paradigmas?
Lázaro Bernstein, define los paradigmas como una multitud de hábitos que están programados en nuestra mente subconsciente y aclara: la mayoría de las personas viven en una caja, y nunca salen de ella. Están viviendo en un pequeño mundo (Bernstein, 2010). Ese pequeño mundo atrapa las fantasías, la creatividad y la innovación.
El concepto de paradigma viene del griego y se utiliza para señalar ejemplos a seguir, modelos o patrones que se diseñan para ser repetidos y así lograr resultados idénticos o al menos muy parecidos al original.
En términos de comportamiento, los paradigmas nos sirven para establecer valores, fundamentos filosóficos y éticos. Como muchas cosas en la vida, los paradigmas no necesariamente son buenos o malos, solamente son pertinentes o impertinentes en función del momento en que son adoptados por alguien.
Para analizar y encontrar los paradigms que no tienen, nos impulsan o nos detienen, no sólo tenemos que ser capaces de explorar lo que hacemos y hemos hecho… sino ir más allá, construir nuevas y diversas figuras de pensar, de conceptualizar, de percibir, de medir, de incluir y de dar sentido a lo que hacemos con lo que hacemos para lograr lo que deseamos.
¿Cómo nace un paradigma?
Los paradigmas pueden conformarse cuando interiorizamos algo que escuchamos y damos por cierto, o pueden estar ahí y regir nuestra vida simplemente porque asumimos que las cosas son como son y se hacen como siempre se han hecho, y porque adoptamos creencias y fórmulas preestablecidas sin reflexionar sobre su vigencia o su valor en función de nuestros ideales y objetivos.
También se conforman a partir de nuestras propias experiencias y de los resultados que obtenemos y catalogamos como éxitos o fracasos.
Uno de los relatos más ilustrativos que nos han ayudado en Identidad y Desarrollo a entender cómo nace y que es un paradigma, cuenta que un grupo de científicos colocó a cinco monos en una jaula donde había una escalera y sobre la escalera, un racimo de bananas.
Cuando un mono subía la escalera para alcanzar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua helada sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono se acercaba a la escalera, los otros lo obligaban a alejarse, pues sabían que apenas la tocara, llegaría a todos el gélido castigo.
Eventualmente los científicos desconectaron la regadera y dejaron de mojar a los monos porque ya ninguno se atrevía a subir por la escalera, a pesar de la tentación de las deliciosas y saludables bananas.
Unos meses después, los científicos sacaron a uno de los monos que habían sido castigados al acercarse a la escalera y lo sustituyeron por otro que no conocía la dinámica de la manada. La primera cosa que hizo el nuevo huésped fue tratar de subir por la escalera para alcanzar las bananas. Los demás se apresuraron a alejarlo y cuando se resistió, le acomodaron una tremenda paliza. Después de algunos intentos que generaron los mismos resultados, el nuevo integrante del grupo dejó de acercarse la escalera.
Unos meses después, un segundo mono de los que habían sufrido los gélidos baños fue sustituido por uno nuevo.
El nuevo mono trató de acercarse a la escalera, pero los demás lo alejaron de ahí y cuando se resistió, le acomodaron una tremenda paliza con la entusiasta participación del primer sustituto, que parecía estar convencido de que nadie debía tocar esa escalera, aunque nunca conoció los baños de agua fría.
Uno a uno, todos los monos veteranos fueron sustituidos y cada vez pasó lo mismo, el nuevo mono intentaba llegar a las bananas e inmediatamente era obligado a apartarse, con la activa participación de los monos que nunca habían recibido un baño de agua fría.
La sustitución de los monos puedo haber continuado por años sin que los nuevos monos se preguntaran por qué habría que evitar que alguno de ellos subiera la escalara, simplemente asumieron que las cosas siempre fueron así y así debían ser.
Antes de continuar leyendo, respóndete las siguientes preguntas
- ¿Cómo describirías el paradigma o la creencia que les impedía a los monos llegar a la escalera?
- ¿Cuándo crees que fue pertinente prohibir a los otros miembros de la manada tocar la escalera?
- ¿Cuándo dejó de ser pertinente prohibir a los monos subir a la escalera?
- ¿Por qué no se dieron cuenta de que la escalera ya no representaba ningún peligro para el grupo?
- ¿Qué harías para ayudar a los monos a cambiar el paradigma que rige su comportamiento y a ayudarse entre sí para conseguir las deseadas bananas y comérselas alegremente?
- ¿Cómo describirías el paradigma o la creencia que les impedía a los monos llegar a la escalera?
- ¿Cuándo crees que fue pertinente prohibir a los otros miembros de la manada tocar la escalera?
- ¿Cuándo dejó de ser pertinente prohibir a los monos subir a la escalera?
- ¿Por qué no se dieron cuenta de que la escalera ya no representaba ningún peligro para el grupo?
- ¿Qué harías para ayudar a los monos a cambiar el paradigma que rige su comportamiento y a ayudarse entre sí para conseguir las deseadas bananas y comérselas alegremente?
Los castigos de los viejos regímenes autoritarios nos impiden innovar
Algunos estudiosos del comportamiento humano, dicen que en los antiguos regímenes autoritarios se castigaba a cualquiera que tratara de pensar diferente, de sobresalir o de tener éxito en la vida, aunque ese pensamiento diferente lo acercara a la verdad, aunque su éxito fuera para compartirlo con los suyos para mejorar en conjunto.
Tal vez estos castigos tenían sentido en tanto es un mecanismo que ayuda a cambiar comportamientos inmediatos y las clases dominantes pensaban que solo ellos sabían lo que era bueno para todos, o que unos cuantos querían ser los únicos con acceso a las buenas cosas de la vida y para eso necesitaban controlar a los demás.
No vamos a discutir porqué existen los castigos, sino a reconocer que en algunas ocasiones esto de ser castigados por sobresalir, por pensar o por tener éxito se arraigó en nuestras creencias con tal fuerza, que seguimos considerando peligroso y hasta malévolo el éxito, el libre pensamiento, la innovación e incluso el bienestar propio.
Hoy sabemos que el miedo el éxito paraliza, y que le tenemos miedo al éxito porque tenemos miedo al fracaso, porque tenemos miedo a ser rechazados por la comunidad si logramos sobresalir, porque creemos no merecerlo. Mientras sigamos pensando así, el éxito, el libre pensamiento, la innovación y el bienestar propio y comunitario, seguirá en manos de unos cuantos.
Te recomiendo leer estudios y ejemplos que hablen de éxito, de autoestima, de fórmulas de negociación para ganar-ganar y vencer el miedo al éxito.
Dar las cosas por hecho no nos ayuda a innovar
Aquí va otro ejemplo sobre paradigmas y un jardín, que también ilustra la necesidad de cuestionar lo que encontramos en nuestro camino para innovar en lugar de dar las cosas por hecho.
Una vez, llegaron una princesa y un príncipe a vivir al castillo que heredaron al cumplir una promesa. Cuando se asomaron por la ventana de su habitación, vieron a un guardia parado en el jardincito seco y descuidado que se alguien había construido allá abajo. Era un lugar oscuro y parecía peligroso.
Pensaron que tal vez el guardia estaba ahí para protegerlos. ¿Qué peligros les esperarían en ese jardín? Durante unos días, la pareja ni siquiera se atrevía a acercarse a la ventana, pues habían escuchado el viejo dicho que dice que la curiosidad mató al gato.
Una tarde, los jóvenes escucharon ruidos en el pequeño jardín y no pudieron resistir asomarse. Pronto se dieron cuenta de que el aburrido guardia se tropezó con una maceta vieja que se rompió.
La puesta de sol hacía que todo pareciera hermoso e imaginaron que el jardín podría florecer de alguna manera, y que sería necesario arreglar la maceta rota. Con esta idea, por fin se atrevieron a preguntar a los sirvientes del castillo cuáles eran los peligros que les esperaban en ese jardín y qué hacía ahí el guardia. Ninguno supo que decirles.
La princesa y el príncipe pasaron un buen rato discutiendo qué hacer con el guardia que se notaba francamente aburrido en ese lugar tan lúgubre, pero nuevamente el miedo a los posibles peligros que representaba el jardincito los desalentó.
Finalmente apareció un historiador que se había encontrado en los archivos históricos del castillo, que el guardia del jardín estaba ahí para cuidar la flor favorita de una reina que había vivido en ese hogar hacía quinientos años.
Cuando esa reina murió, los habitantes del castillo habían quedado tan tristes, que descuidaron todos los jardines y aunque después volvieron a atender aquellos que estaban más a la vista, olvidaron ese pequeño jardín que sólo se veía desde los aposentos de los antiguos reyes y lo único que quedó, fue la costumbre de tener ahí a alguien cuidando algo.
Una vez aclarado el caso, a los nuevos inquilinos les pareció que sería una fantástica idea sembrar árboles frutales en ese jardín, e invitar a los niños de los alrededores a compartir los frutos que ahí se cosecharan. Así que mandaron al guardia a estudiar jardinería y lograron que una antigua tradición volviera a florecer desde otra perspectiva.
Esta historia me recordó que hace varios años, José Antonio Mac Gregor nos invitó a imaginar que heredamos una mansión que fue primero de un tatarabuelo que se la heredó al bisabuelo con la única condición de que no tirara nada de lo que había ahí.
El bisabuelo no tiró nada, pero tanto él como la bisabuela trajeron nuevos objetos a la mansión y se la heredaron a la abuela con la misma condición: no tirar nada de lo que ahí había.
Ella y su querido esposo, trajeron nuevos artefactos y eventualmente, se la heredaron nuestro padre con la misma condición. Finalmente la heredamos nosotros, pero por suerte, no nos pusieron ninguna condición. Para poder habitarla y estar cómodos en semejante lugar, lo primero que tenemos que hacer, es seleccionar lo que nos es útil, querido y valioso, porque de no ser así, viviríamos aplastados por tantas herencias.
Observar los rincones de nuestro espacio y preguntarnos para qué son las cosas y porqué se hacen de tal o cuál manera es el primer paso para decidir con qué paradigmas nos quedamos, cuáles fortalecemos y cuales sustituimos por otros.
Nuevas fórmulas de análisis de las palabras relacionadas con un proyecto cultural comunitario innovador
Las ideas y metodologías relacionadas con un proyecto cultural comunitario están llenas de definiciones ambiguas y confusas, que responden tanto a los constantes cambios en las condiciones históricas de los fenómenos que estudiamos, y a las fórmulas que vamos inventando o probando para planear y ejecutar proyectos de forma más eficiente y eficaz; como a las creencias que parecen estar están ahí desde siempre o que surgen de las teorías y contextos específicos que las producen.
Es lógico que para expresar nuevos conocimientos se generen nuevos términos, y es normal que mientras no se difundan los significados de estos nuevos términos, los nuevos conocimientos sean inaccesibles para la mayoría. También es lógico que si para expresar nuevas ideas les adjudicamos a las viejas palabras nuevos significados, hacemos más difícil y enredada la comunicación.
Incluso en el contexto más cotidiano, hay palabras que tienen diferentes significados para personas que viven en distintos lugares o conforman distintos grupos aunque vivan en un mismo lugar, y hasta en los diccionarios enciclopédicos las palabras toman diferentes significados dependiendo del contexto.
Las cuatro palabras de un proyecto cultural comunitario innovador
Cada uno de los conceptos que conforman un proyecto cultural comunitario innovador representan un conjunto de elementos que interactúan para conformar cientos de posibilidades que tal vez aún no se han pensado.
Las siguientes definiciones te pueden ayudar a conformar lo que es o esperan que sea un proyecto cultural comunitario. Lo importante es ponerse de acuerdo entre las personas que conforman la comunidad sobre su propio concepto identitario.
Proyecto
Es un conjunto de elementos y actividades que nos permite resolver un problema, satisfacer necesidades o proveer un resultado.
Cultural
Es todo aquello que se relaciona con el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social.
Comunitario
Es un conjunto de personas que comparten una cultura.
Innovador
Es un conjunto de nuevas propuestas, nuevas ideas, nuevos mecanismos y nuevas formas de ser y hacer.
Cada posición nos provee un punto de vista
Creer que la gestión de un proyecto cultural comunitario innovador puede comprenderse desde un solo punto de vista sería algo tan ilógico, como pensar que un árbol es un asunto medio redondo, plano y extendido solo porque lo vemos desde arriba, o que es un palo largo con techo al verlo de frente, o que es una mancha verdosa al verlo de lejos.
Tengan en cuenta que cuando dos personas tienen una opinión contradictoria sobre una misma situación, no es que una de ellas esté equivocada, sino que cada una está parada en un lugar diferente cuando opina.
Como dirían Felipe Buitago e Ivan Duque: Tratar de plasmar un concepto definitivo es tan absurdo como innecesario.
Autogestión comunitaria para creaciones, procesos y proyectos culturales
La autogestión comunitaria para tutelar y compartir creaciones, procesos y manifestaciones culturales parece haber comenzado desde que hombre como humanidad, que por supuesto incluye a la mujer, se descubrió a sí mismo como un ser diferente a otros entes de la naturaleza, y tomó consciencia de su capacidad asociativa y creativa.
Esta actitud le ayudó a definir sus múltiples dimensiones como persona biocultural, histórica, social, natural y a la vez individual. Parece que al curiosear el entorno e intuir respuestas para explicarnos el mundo, comenzamos a idear y emprender acciones para transformarlo.
La autogestión comunitaria tiene sentido a partir de la una visión social, que actualmente se diferencia de la gestión pública, en cuanto nos ha dado por confundir lo público co lo gubernamental. No deja de sorprenderme que hoy solemos llamar lo público a aquello vinculado con el quehacer de los organismos e instituciones gubernamentales, como si el gobierno fuera un ente autónomo y superior a la ciudadanía, en lugar del ressultado de una decisión ciudadana.
En el modelo de gestión comunitaria requiere el compromiso individual y colectivo de los miembros de una la comunidad participante, capaz de dirigir a sus órganos de gobierno en una relación sinérgica.
Pensemos con apertura e imaginemos la posibilidad de que los títeres muevan al titiritero aunque éste coordine el movimiento colectivo una vez los títeres se han puesto de acuerdo sobre la visión de la obra que representarán y los resultados que obtendrán juntos.
El modelo está íntimamente ligado con la idea de la autogestión, y como señala Adriano Brivio Borja: La fuente de la autogestión comunitaria es el cambio de una visión fatalista de la pobreza, sólo como suma de carencias, a una visión esperanzadora, como generadora del impulso necesario para el desarrollo.
Te invito a leer sobre asuntos coyunturales sobre la cultura y la gestión comunitaria.
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